Como dato importante podemos destacar que entre el 80% y el 90 % son empresas familiares, representan más del 50 % de la actividad económica y son la mayor fuente de empleo.
Sin embargo las estadísticas muestran que el 70 % de las empresas familiares desaparecen en la 1ra. generación, el 30 % llegan a los hijos y solo el 5% pasan a los nietos.
Las principales causas de la mortalidad de las empresas familiares, son las malas relaciones y la falta de planificación.
La más importante está relacionada con el conflicto en la familia, cuestión que explica la mortalidad en nada menos que las dos terceras partes de los casos. Además en los tiempos actuales el nivel de conflictividad en las empresas se ha incrementado, principalmente por las distintas crisis económicas que afectan de manera constante a nuestro país en su conjunto, lo cual hace que el aspecto financiero tome una relevancia importante al momento de tomar decisiones y evitar conflictos.
Por lo cual, resulta fundamental para asegurar la continuidad de la organización dotarse de mecanismos adecuados desde el punto de vista del gobierno de la empresa, pero también de la familia, de forma que se evite, en la medida de lo posible, que surjan conflictos y, en caso de que aparezcan, conseguir que se solucionen de la mejor manera posible. El objetivo es evitar que los problemas se trasladen de un ámbito a otro, afectando a la empresa y su reputación.
Hay que entender que una empresa familiar se traduce en un complejo ecosistema compuesto por tres patas: la familia, el patrimonio y la empresa, y en ella conviven accionistas de distintas generaciones, que a su vez son familiares. Esto conlleva a que existan diferencias en la forma de pensar y en los modelos a utilizar para gestionar la organización.
Además de evitar o minimizar los conflictos familiares, es necesario desarrollar estrategias de crecimiento sostenible y rentable para el ente, de forma que perdure y que la familia pueda mantener ciertos estándares de vida, algo que solo se logrará si se posee una clara orientación hacia el crecimiento rentable sostenido.
Para ello es necesario planificar un programa estratégico familiar en el que establezcan qué proyectos y valores comparten y qué objetivos persiguen, ya que todo ello conformará la filosofía de empresa y el legado, que se desea dejar a las próximas generaciones, el cual deberá estar acompañado de las herramientas y las medidas necesarias para su implementación, de forma que se convierta en una verdadera hoja de ruta.
Otro aspecto crucial es la profesionalización de la empresa. Es imperativo que las empresas familiares promuevan una cultura empresarial sólida, con políticas y procedimientos claros y efectivos. Esto incluye la contratación de personal capacitado y la implementación de prácticas de gestión adecuadas.
Para lograr esto, es fundamental que se establezcan políticas claras y definidas para separar la propiedad de la gestión. Esto significa establecer reglas de toma de decisiones claras y establecer mecanismos efectivos para evitar que los problemas familiares afecten la gestión de la empresa.
Por último, es importante que la empresa tenga una visión de largo plazo y esté dispuesta a adaptarse a los cambios y desafíos del mercado. Esto implica estar en constante evolución y adaptación a las nuevas tecnologías y a las necesidades actuales del mercado.
Conclusión
Teniendo en cuenta que en una empresa familiar conviven accionistas de distintas generaciones, que a su vez son familiares y esto conlleva a que existan diferencias en la forma de pensar y en los modelos a utilizar para gestionar la organización, asegurar la continuidad de las empresas familiares se convierte en un desafío muy importante, pero que con una planificación adecuada, profesionalización y la implementación de políticas y estrategias efectivas, se puede lograr una transición exitosa del liderazgo y garantizar la supervivencia en el largo plazo.
Además es importante destacar que si en una familia empresaria no hay pasión y orgullo de pertenencia, si no hay interés por aportar valor, con independencia del lugar que se ocupe, si no hay vocación para continuar con la construcción del legado, ninguna herramienta y/o recomendación serán de utilidad.
Ramiro Montes Contador Público
Magister en Administración de Empresas
Fundador de Estudio Montes y Asoc.